martes, 20 de febrero de 2018

EL NOMBRE DE UNA SERPIENTE DE VISIÓN

BREVE NOTA SOBRE EL NOMBRE DE UNA SERPIENTE DE VISIÓN




LINDA SCHELE
The Maya Scribe and His World (El Escriba Maya y su Mundo) y pude estar presente al momento de ocurrir los avances exponenciales que hicieron posibles sus extraordinarias observaciones sobre las imágenes y los textos que aparecen en la cerámica maya.              

El impacto de ese libro, junto con las nuevas vías de investigación abiertas en la Primera Mesa Redonda de Palenque, que habría de llevarse a cabo en diciembre del mismo año, han cambiado en verdad la forma en que percibimos y comprendemos a los antiguos mayas y el mundo creado en sus fértiles mentes. 

La identificación, hecha por Michael Coe de la llamada Secuencia Primaria Estándar (SPE) y sus convincentes alegatos de que las escenas representadas en la cerámica son ilustraciones de los mitos que a la larga habrían de convertirse en el Popol Vuh de los mayas quichés, elevó tanto a la pintura como a los textos sobre cerámica al nivel de fuentes primarias, arrancándolos del olvido en el que habían caído.

Los ensayos que aparecen en este libro hacen una revisión de la historia de los estudios sobre cerámica e inscripciones, presentan nuevas lecturas de la SPE, así como los hallazgos que sobre mitología, significado e iconografía se han obtenido a través del estudio de la cerámica en los años posteriores al trabajo pionero de Coe. En el curso de esos años, mi principal contribución (Schele 1983 y 1988) ha sido identificar.


el “Ahau cubierto con piel de jaguar” que aparece en muchas frases nominales a guisa de título que identifica a la criatura ilustrada como habitante del inframundo.

Esta área de estudio presenta un gran potencial para la investigación tanto inmediata como futura. En este breve ensayo, quiero ocuparme tan sólo de una de las muchas frases nominales que se han descubierto, tanto con el propósito de revelar el nombre de una de estas criaturas como para mostrar la manera en que dicho nombre se relaciona con otras áreas de estudio.         

Una de las Serpientes de Visión que aparece de manera repetida en las escenas representadas sobre vasijas de cerámica se distingue por llevar un asta y una oreja de venado en la cabeza. Que se trata de una Serpiente de Visión queda demostrado con claridad por el número de ejemplos en los que esta criatura regurgita dioses de diferentes.





 


jueves, 15 de febrero de 2018

Primera Tarea

Europa En La Edad Media.
La Temprana Edad Media.


1) D E L BAJO IMPERIO A LA ALTA EDAD MEDIA                                                                         Una tradición muy arraigada coloca en el siglo v el comienzo de la Edad Media. Como todas las cesuras que se introducen en el curse de la vida histórica, adolece ésta de inconvenientes graves, pues el proceso que provoca la decisiva mutación destinada a transformar de raíz la fisonomía de la Europa occidental comienza mucho antes y se prolonga después, y resulta arbitrario y falso fijarlo con excesiva precisión en el tiempo. Se ha discutido largamente si, por lo demás, hay en efecto una cesura que separe la historia del Imperio romano, de la historia de ja Europa medieval. Quienes asignan una significación decisiva a los pueblos germánicos tienden a responder afirmativamente, sobrestimando sin duda la importancia de las invasiones. Quienes, por el contrario, consideran más importante la tradición romana y perciben sus huellas en la historia de la temprana Edad Media, contestan negativamente y disminuyen la trascendencia de las invasiones. En cierto modo, esta última opinión parece hoy más fundada que la anterior o así lo considera el autor, al menos y conduce a una reconsideración del proceso que lleva desde el bajo Imperio hasta la temprana Edad Media, etapas en las que parecen hallarse las fases sucesivas de la transformación que luego se ofrecería con precisos caracteres.  El bajo Irnperio corresponde a la época que sigue a la larga y profunda crisis del, siglo ni, en la que tanto la estructura como las tradiciones esenciales de la romanidad sufren una aguda y decisiva convulsión. Si el siglo II había marcado el punto más alto del esplendor romano, con los Antonmos, el gobierno de Cómodo (180-192) precipitó el desencandenamiento de todas las fuerzas que socavaban el edificio imperial. Tras él se inició la dinastía de los Severos, cuyos representantes trajeron a Roma el resentimiento de las provincias anta-ño sometidas y con él la voluntad de quebrar el predominio de sus tradiciones para suplantarlas por las del África o la Siria. Desde entonces, y más que nunca, la fuerza militar fue el apoyo suficiente y necesario del poder, político, que los ejércitos regionales empezaron a otorgar con absoluta irresponsabilidad a sus jefes. Roma perdió gradualmente su autoridad como cabeza del imperio, y en cambio, las provincias que triunfaban elevando al trono a uno de los suyos adquirían una preeminencia incontestable.    
  
2 ) LOS REINOS ROMANOGERMÁNICOS.                                                                                          A causa de las invasiones, la historia del Imperio de Occidente adquiere a partir de mediados del siglo v una fisonomía radicalmente distinta de la del Imperio de Oriente. En este último se acentuarán las antiguas y tenaces influencias orientales y debido a ellas se perfilarán más las características que evoca el nombre de Imperio bizantino con que se le conoce en la Edad Media. En el primero, en cambio, las invasiones introducirán una serie de elementos nuevos que modificarán de una manera inesperada el antiguo carácter del imperio. El hecho decisivo es la ocupación del territorio por numerosos pueblos germánicos que se establecen en dis-dintas regiones y empiezan a operar una disgregación política de la antigua unidad imperial. El cruce de la frontera del Rin por los pueblos bárbaros que ocupaban la orilla opuesta del río, en 406, inaugura una nueva época, y poco después verdaderos reinos se erigen en las comarcas conquistadas. Tres grupos invasores —los suevos, los vándalos y los alanos se dirigieron hacia la península ibérica y se instalaron en ella; los suevos se fijaron en Galicia, los alanos en Portugal y los vándalos en la región meridional de España, que de ellos tomó el nombre de Andalucía. Al mismo tiempo, los anglos, los jutos y los sajones cruzaron el Mar del Norte y ocuparon la Bretaña, estableciendo numerosos reinos independientes. Y por su parte, los burgundios, tras una etapa temporal en el valle del Rin, se dirigieron hacia la Provenza, donde fundaron un reino. 






3 ) E L IMPERIO BIZANTINO 

Consumada la división del imperio en 395, el Oriente quedó en manos de los emperadores de Constantinopla, cuya primera actitud fue afirmar teóricamente sus derechos sobre el Occidente, pero preocuparse sobre todo de defender su propio territorio. Ésta fue la orientación de los emperadores del siglo v, debido a la cual se manifestó una acentuada tendencia a la afir-mación de los elementos griegos y orientales con detrimento de la tradición romana propiamente dicha. Esa tendencia estaba alimentada en parte por la misma Constantinopla, pero más aún por las provincias orientales del imperio.